6 - La Aparición
Fue un día de trabajo duro, de sol a sol deslomándome en la mina
buscando esa maldita materia que nos puede sacar adelante en esta difícil
realidad, para colmo uno de nuestros compañeros casi muere al desplomársele una
buena cantidad de tierra justo sobre su cuerpo, una hora tardamos en apartarle
esa parte del armazón de nuestro antiguo planeta.
Durante el camino discutí seriamente con otro de mis colegas, puesto que
sugirió que él podía quitarme a mi esposa, así que, sin ya mediarle palabra, le
propine un directo en toda la nariz que lo dejó sangrando y avergonzado, como
decía mi padre quien pega primero, pega dos veces.
El resto del camino al hogar lo hice solo, ya era de noche, pero yo
recordaba los atardeceres que contemplaba de niño en la llanura junto a mi
madre. Aquellos días parecían tranquilos y yo disfrutaba de la belleza oculta
de la creación emergiendo a la tenue luz de ese crepúsculo. También amaba los
amaneceres, y sobre todo las tormentas, de hecho en mi entorno me conocían como
“Hijo del trueno” por mi potente y explosivo carácter.
Los recuerdos de mis padres me abrigaban mientras yo seguía convencido
de mi libertad en mi angustioso y mal pagado trabajo.
Al llegar a casa, todos mis órganos necesitaban descansar, y entré a la
habitación. Después de yacer junto a mi mujer, Sofía, dormí un buen rato, ese
era mi único momento de reposo, los niños estaban en el cuarto de enfrente,
todo estaba en calma hasta que entrada la noche, algo, un pitido fuerte, me
sobresaltó…
Aseguro que para nada había bebido ni tomado sustancias y ni siquiera
cené fuerte…
Al lado de mi cama presencié una horrible aparición… algo que venía de
lo interior de mis más profundas pesadillas, pero era completamente real y
físico, mi mujer dormía tranquila a mi
lado, pero yo estaba inmóvil, aquello tenía el poder de dominarme con su mano y
mi pecho me dolía como si tuviese mil kilos de acero encima. Una figura extraña
que de seguro no era de este mundo me clavaba su mirada, detrás suyo por la
ventana, una luz emergía de un siniestro y complejo platillo que a su vez venia de una abertura
en el firmamento, como proveniente de lo desconocido del universo.
Mis sentidos más interiores se horrorizaban ante tal fenómeno
Todos me preguntan por su aspecto, era pequeño pero de gran cabeza, sin
apenas nariz, los ojos y la boca rasgados como dibujos crueles y sin armonía…
No hablaba pero telepáticamente me dejó un mensaje que recuerdo hasta el
día de hoy…
Vuelvo a declarar que no estoy loco, solo pasó una vez en mi vida, esto
fue lo que esa criatura de los abismos cósmicos me grabó en la mente:
Maldeciremos a toda
vuestra necia civilización, pervertiremos la razón del vasto conocimiento, os
arrebataremos la libertad, emponzoñaremos vuestros cuerpos, sentenciaremos vuestro progreso, violaremos
vuestra pureza y vosotros querréis más, esclavizaremos a vuestros hijos,
explotaremos tres veces vuestras vidas y no podréis escapar
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